Disfruto de compartir una buena copa de vino con amigos y seres queridos. Cuando llegué a Sudamérica desde mi Frankfurt natal hace más de 30 años, me sedujo la calidez de la gente, el clima y los buenos vinos. De a poco se fue gestando en mí la idea de integrar estos tres elementos en un proyecto, y así nace “el capricho” de tener una bodega de vinos exclusivos. Aquí hemos logrado amalgamar un excelente equipo humano con el cual enfrentar nuevos desafíos y disfrutar de los logros, un clima privilegiado, y como resultado un vino que me enorgullece compartir con el mundo.